23 de julio de 2007

PRÓLOGO DE "LUZ DE ESTELLA" POR KOLDO ALDAI

Prólogo de Koldo Aldai

Nos veíamos a pie de la mañana en el Albergue de Oncineda, en la sala que denominábamos de “máquinas”, porque allí nuestros ordenadores iban engullendo toda la ingente cantidad de vídeo, imagen y palabra que generaban aquellos intensos días.
Nos encontrábamos sólo un momento después de la asamblea de los voluntarios y antes de bajar a la práctica espiritual matutina en el Paseo de Los Llanos. Apenas eran unos breves minutos para leer rápidamente sus crónicas escritas la madrugada pasada, robándole horas al sueño.
Después él disparaba. Difundía a los cuatro vientos la buena nueva de los credos reencontrados. Tras el envío de los mails a medios de comunicación y listas de correo, bajaba raudo a cubrir todos los diferentes actos de cada día.
José Antonio vivió una semana loca, de intenso trabajo. Corría literalmente de una sala a otra en el empeño de cubrir el mayor número de actividades posibles. Con la ayuda en los primeros días, de los entrañables Albertos de la revista balear Namasté, acometió el enorme desafío de informar diariamente del acontecer del Foro.
Nuestro reportero oficial no cobró un euro por el trabajo y se dejó la piel en el esfuerzo. Este prólogo nos brinda, por lo tanto, una oportunidad de lujo para expresarle nuestro más sentido agradecimiento en nombre de toda la organización.
Después del evento, en medio de sus mil y un compromisos de escritor prolífico, trabajador de la cultura y buen padre de familia, parece que encontró tiempo para completar crónicas y entrevistas, recopilar fotos, ordenar todo el material y ofrecernos los primeros rayos de “Luz de Estella”. El agradecimiento, por lo tanto, es doble, pues gracias al libro, la buena nueva de este espacio de diálogo y encuentro espiritual, se sigue difundiendo.
Pensábamos que ya no pisaría Estella, después de la responsabilidad que cargamos en sus espaldas. Lo asombroso es que vuelve. Retorna con máquina de fotos y portátil al ristre, con el mismo entusiasmo que le caracteriza, con esa energía siempre desbordante, dispuesto a contagiar al mundo la noticia de esta siembra de unidad espiritual y fraternidad humana, en la Ribera del Ega, en la ciudad de Estella.
Ha puesto tarjeta “Wiffi” al portátil, así que no parará de disparar desde cualquier lado mails y fotos a cuantos tienen la suerte de hallarse en su base de datos, pues este hermano nuestro goza dando cuenta de todo lo bello y luminoso que se gesta en la faz de nuestra tierra.
Gracias de corazón José Antonio, viajero incansable, mensajero maya, tamborilero mayor de Hellín, reportero de Foros cósmicos y terrenales, cronista del despertar de la conciencia en nuestro país, archivero de la esperanza, compañero querido… Tus hermanos de Navarra celebran tu libro y abren sus brazos para acogerte con gozo en esta nueva edición de este Foro de credos reencontrados. ¡Largo alcance para la “Luz de Estella”!

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